Guillermo del Toro regresa triunfal a México
- encuentrodigital
- 12 mar 2018
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"Hacer cine en la adversidad te prepara para el futuro, así que si pudiste ser cineasta en México puedes serlo en cualquier lugar”, mencionó el ganador del Oscar Guillermo del Toro ante un auditorio repleto de jóvenes universitarios.
En el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), el reconocido cineasta ofreció este sábado la primera clase magistral abierta al público, conferencia donde más de 30 mil personas solicitaron un asiento para escuchar hablar al tapatío.
En su natal Guadalajara, el ídolo de la ciudad no es futbolista, ni cantante. Se llama Guillermo del Toro, hace cine y se enorgullece al decir que es un inmigrante en tiempos de Trump.
Aquel joven de clase media que estudiaba en el Instituto de Ciencias de los jesuitas ha acabado triunfando en Hollywood y en Europa. La historia es perfecta, muchos quieren ser como él, pero pocos recuerdan que durante cuatro años no pudo dedicarse a filmar, que su carrera estuvo llena de perseverancia y que al cruzar el Río Bravo tuvo que hacer frente a un buen número de prejuicios. “(En Estados Unidos) el fotógrafo Guillermo Navarro fue a buscar un representante y le dijeron que para qué iban a querer un mexicano, si ya tenían jardinero”, contó a la audiencia.
Pero lo cierto es que ha vuelto a su ciudad encumbrado en el éxito. Su película, La Forma del Agu, fue la cinta vencedora de los Oscar con cuatro estatuillas: Mejor director, película, diseño de producción y banda sonora-. Con estos reconocimientos, el director arrasó en la capital jalisciense, hasta el punto de que de una única clase magistral en el FICG, se programaron cuatro más.
“Hay una razón por la que hoy estoy aquí: los jóvenes. Creo que lo único que deja uno de valor (cuando muere) es un camino. Yo no sé quién es Robles Gil (cuando voy conduciendo) pero puedo dar vuelta a la derecha. Si dentro de 100 años nadie se acuerda de mí pero dejé un camino donde alguien pueda dar vuelta a la derecha, habrá merecido la pena”, señaló.
Precisamente reconoce a La Forma del Agua como su película “más amorosa”, y como la más esperanzadora, que llega además en uno de los momentos más difíciles de su vida. “Los últimos cinco años han sido muy duros, en muchos sentidos. Tengo atragantado el momento actual como mucha gente. En estos tiempos escasea la esperanza. Necesitaba un ungüento para el alma”.Y en efecto, esperanza es el poso que ha dejado el cineasta en un auditorio que lo ha idolatrado. Tras su triunfo en los Oscar, en Guadalajara se sienten más orgullosos al decir que, como Del Toro, ellos también son tapatíos.
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